Fisiología de la piel

Tipos de Piel

Tipos de Piel

El equilibrio de la piel depende del balance entre la reepitelización, la descamación, la secreción sebácea y la hidratación. Las características de la piel pueden variar en función de la edad, las agresiones externas, la temperatura, la humedad ambiental, entre otros.

A fines cosméticos, la piel facial puede agruparse en cuatro categorías principales, que en la práctica representan hasta 16 tipos de piel: seca o grasa, sensible o resistente, pigmentada o no pigmentada, arrugada o tersa. Estos tipos de piel no son estáticos y pueden verse afectados por una variedad de factores intrínsecos o extrínsecos, como el ambiente, el fotoenvejecimiento y las enfermedades.

Hidratación de la piel: Seca vs Grasa

La emulsión epicutánea o manto hidrolipídico es la emulsión formada por el agua procedente de las glándulas sudoríparas y el ambiente, junto con los lípidos de las glándulas sebáceas y de la capa córnea. Es una película que recubre el estrato córneo, ayudando al mantenimiento de la función de barrera. Según la fase continua de la emulsión resultante, se forman emulsiones de fase externa acuosa u oleosa, en función de los cuales se clasifican los distintos tipos de piel.

La piel seca en general es color pálido y textura áspera. La causa es multifactorial. Existe una disminución de las ceramidas de la piel, que produce una alteración de la barrera cutánea, con evaporación del agua. La piel se vuelve seca debido a la incapacidad de retener agua, y sensible como consecuencia de una mayor vulnerabilidad a los elementos extrínsecos.

El factor humectante natural (NMF), derivado del metabolismo de la proteína filagrina, es capaz de hacer que las células cutáneas retengan agua. Mientras que la filagrina confiere soporte estructural, y por ende, fortaleza a las capas inferiores de la piel, su procesamiento a NMF en las capas superiores de la piel proporciona potente capacidad de retención de agua. El procesamiento de la filagrina es dependiente de las condiciones ambientales (por ejemplo, en condiciones de baja humedad se produce mayor cantidad de NMF). Una deficiencia de NMF puede producir resequedad de la piel sin aumentar su sensibilidad, a diferencia de la alteración del estrato córneo que causa aumento en la sensibilidad de la piel.

El ácido hialurónico también ayuda a retener agua, y su deficiencia hace que la piel luzca envejecida y deshidratada sin aumentar su sensibilidad. Se observan niveles significativamente bajos de ácido hialurónico en tipos de piel seca y con arrugas.

La producción de sebo se encuentra disminuida, y por el contrario hay un aumento de su producción en la piel grasa, y generalmente conduce a la aparición de acné. A pesar que factores como la dieta, stress y hormonas pueden afectar la producción de sebo, el componente genético juega un papel importante.

Sensibilidad de la piel: Sensible vs Resistente

Las pieles resistentes tienen el estrato córneo fuerte, lo cual confiere protección a las células cutáneas, evitando la penetración de alérgenos y otras sustancias irritantes, y rara vez desarrollan acné o eritema (excepto por quemadura solar). Las personas con piel resistente generalmente pueden utilizar cualquier tipo de producto para el cuidado de la piel sin desarrollar erupciones. Sin embargo, estas pieles tienden a ser resistentes también a los efectos beneficiosos delos productos.

La piel sensible, en cambio, es aquella que no tolera el uso de productos cosméticos faciales. Pueden presentar irritación, sensación de picazón y quemadura, o eritema (enrojecimiento), entre otras reacciones.  Deben utilizar productos hipoalergénicos y agentes antiinflamatorios tópicos.

Sustancias como detergentes, acetona, cloro y otros químicos, así como la inmersión prolongada en agua y factores ambientales, alteran el estrato córneo. Para que la barrera cutánea funcione adecuadamente, sus componentes principales, tales como ceramidas, ácidos grasos y colesterol, deben estar balanceados apropiadamente.

Pigmentación de la piel: Pigmentada vs No pigmentada

Es la tendencia a desarrollar hiperpigmentación no deseada o discromías en la piel de la cara y cuello.

Existen varios tipos de estas manchas, incluyendo melasma, lentigos solares, efélides, etc. Algunos pueden evitarse y ser tratados con productos para el cuidado de la piel y/o con procedimientos médicos.

En su causa, están implicados factores intrínsecos o genéticos, y el envejecimiento causado por factores extrínsecos.  Para impedir el desarrollo de pigmentación cutánea se pueden utilizar productos que contengan distintos despigmentantes, pero lo más importante es utilizar factor de protección solar adecuado.

Envejecimiento de la piel: Piel arrugada vs Piel tersa

El envejecimiento de la piel es un fenómeno complejo que refleja procesos intrínsecos y extrínsecos. El envejecimiento intrínseco es función de la herencia individual y resulta del paso del tiempo. Los factores exógenos como el tabaco, la malnutrición, y la exposición solar son los pilares del envejecimiento extrínseco. Se cree que el 80% del envejecimiento facial se debe a la exposición solar.

Como resultado del proceso de envejecimiento cutáneo, el tejido adiposo subcutáneo mengua paulatinamente. La dermis se adelgaza: el tejido conectivo pierde su estructura fibrilar normal y su capacidad de retención de agua; la unión dermoepidérmica pierde consistencia y ambas capas se deslizan entre ellas. La síntesis de fibras colágenas y elásticas está alterada, y dan lugar a las arrugas. En la epidermis se pierde la disposición exacta de cada una de las capas. Se forman menos células epidérmicas y el tamaño celular disminuye. Como resultado, la epidermis también se vuelve más delgada, pierde firmeza y turgencia.

Este es el único parámetro de los tipos de piel en el que los individuos ejercen un control significativo. Esto quiere decir que aunque la persona no puede alterar el componente genético del envejecimiento cutáneo, sí puede cambiar su actitud con el fin de reducir el riesgo de contribuir con los factores externos que promueven dicho envejecimiento, evitando las principales fuentes exógenas de estrés para la piel y mantener un nivel general óptimo de salud.

Referencias:

Baumann L. Cosmética y cuidado de la piel en dermatología. Cap. 251. Fitzpatrick. Dermatología en Medicina General 7° edición. Tomo 4. 2357-2364. 2009.

Baumann L, Amini S, Weiss E. Nueva clasificación de los tipos de piel y sus implicaciones en Dermatología Cosmética. Dermatol. venezolana. Vol. 4 3, Nº 4, 2005.

Rivas Garrido E. Estudio e identificación de los distintos tipos de piel. Clasificación de los tipos de piel. Métodos y medios para la identificación de los diferentes tipos de piel: lámpara de Wood. Cuidados básicos de cada uno de los tipos de piel fundamentales.  Temas para la educación. Rev Dig Prof de la Enseñanza. N°2- Mayo 2009.

MÁS ARTÍCULOS SOBRE:

ARTÍCULOS RELACIONADOS: