Sol y Piel

Protección solar pediátrica

Protección solar pediátrica

Es muy importante la protección solar de toda la familia, especialmente de los niños.

La incidencia del desarrollo de cáncer de piel ha ido aumentando, y gran parte ocurre en pacientes jóvenes.

La piel de los niños es diferente a la de los adultos:

- La funcionalidad de la barrera cutánea continúa desarrollándose a lo largo de los primeros 33 meses de vida.
- Los bebés tienen una menor capacidad de sudar para refrescarse, por lo que, tienen una mayor sensibilidad al calor y presentan un mayor riesgo de deshidratación.

Por todo esto es muy importante la educación de los padres en cuanto a su protección.
Como resultado de esta fisiología inmadura de la piel, los bebés corren el riesgo de una mayor absorción sistémica de los fotoprotectores, y una disminución de la protección de la barrera de radiación ultravioleta (RUV).
Debido a estos factores, los protectores solares no deben usarse en bebés menores de 6 meses de edad, quienes no deben ser expuestos en forma directa al sol.

La Academia Americana de Pediatría sugiere que el protector solar debe aplicarse sólo en las áreas expuestas de los bebés durante los períodos de la exposición inevitable al sol.

Además se requiere la educación de los padres con respecto a la ropa de protección y la exposición limitada al sol, como los principales métodos de protección UV.

La radiación ultravioleta

Las diversas longitudes de onda de la luz emitida por el sol, van desde luz ultravioleta (UV), que son longitudes de onda más cortas, hasta la luz visible, que son longitudes de onda más largas.
 

La luz UV está dividida a su vez, en 3 subclases: UVA (320-400 nm), UVB (290-320 nm) y UVC (280-100 nm).
Todas las formas de luz UV tienen el potencial de dañar la piel. Sin embargo, la exposición a UVC es insignificante ya que las longitudes de onda inferiores a 310 nm son absorbidas por la capa de ozono de la tierra.
La exposición a la radiación UVA y UVB, acelera el daño celular, produciendo envejecimiento y cáncer de piel. Estas últimas 2 formas de luz UV tienen diferente penetrancia y efectos en la piel.

 

La luz UVA origina el bronceado ya que penetra a través de la epidermis a la dermis.
Y, la luz UVB más comúnmente causa quemaduras solares, ya que se mantiene principalmente en la epidermis. A diferencia de las longitudes de onda más cortas de UVB, UVA es capaz de penetrar a través del vidrio, como ventanas.
Hasta hace poco, se pensaba que sólo los rayos UVB producían cáncer de piel. Actualmente, hay una mayor conciencia de que los rayos UVA también se relacionan con un mayor riesgo de melanoma.
Por estas razones, es esencial que los padres usen un protector solar de amplio espectro, que otorgará protección UVA y UVB para sus hijos.

Protectores Solares
Las dos clases de ingredientes activos que componen todos los protectores solares son filtros UV orgánicos (bloqueadores químicos) e inorgánicos (bloqueadores físicos).

1. Los bloqueadores químicos son efectivos mediante los cromóforos, que son compuestos que absorben un rango de longitudes de onda UV e impiden que éstos penetren en la piel.
Esta absorción desencadena una cascada de reacciones moleculares que eventualmente resulta en una transformación exotérmica de la energía absorbida en calor, que luego es eliminada en forma transepidérmica. 

Hay varios ingredientes orgánicos bloqueadores de UV que actualmente están aprobados.

2. La segunda categoría, son los filtros UV inorgánicos.

Estos agentes bloqueantes son polvos de óxidos de metal que actúan como una barrera protectora física que reflejan los rayos UV lejos de la piel.
Los dos actualmente aprobados son el dióxido de titanio y óxido de zinc. La ventaja de estos agentes es su capacidad de protección contra UVA y UVB.

Otro beneficio es que confieren  fotoprotección inmediatamente después de la aplicación, mientras que los agentes orgánicos requieren un intervalo mínimo de 20 minutos después de la aplicación.
El principal inconveniente de los ingredientes inorgánicos es su apariencia estética, que puede dejar un residuo blanquecino cuando se aplica.

Protección y repelente:

Puede parecer que el uso de un producto que contiene protector solar con un repelente de insectos sea eficiente y ventajoso, sobre todo para los niños con actividades al aire libre. Sin embargo, el N,N-dietil m-toluamida (DEET) que contienen algunos productos repelentes, disminuye el factor del protector solar alrededor de un tercio.
Por lo tanto, el protector solar se debe reaplicar con mayor frecuencia y en cantidades mayores que el repelente para obtener el mismo nivel de protección solar.
Otra consideración es que la administración tópica de protector solar y repelente de insectos puede conducir a mayor absorción del producto repelente.
Por lo tanto, una recomendación segura es aplicar protector solar y repelente de insectos por separado.
La mayoría de los repelentes son seguros de usar en niños mayores de 2 meses de edad. Y se deben rociar en la ropa y piel expuesta, y nunca en la piel que está debajo de la ropa.

Referencias:

Julian E, Palestro A, Thomas JA. Pediatric Sunscreen and Sun Safety Guidelines. Clinical Pediatrics. July 2015