Fisiología de la piel

Nevos, parte II

Nevos, parte II

Nevos melanocíticos

La prevalencia de los nevos guarda relación con la edad, la raza y con factores ambientales y genéticos.

Nevos adquiridos comunes

El número total de nevos aumenta con la edad y presenta crecimiento rápido en la pubertad, con un pico máximo en la tercera década de la vida (aproximadamente a los 25 años de edad); después el número de nevos tiende a disminuir. Se presentan en ambos sexos; se ha observado que las personas con piel blanca tienen más nevos que las personas con piel oscura. Así mismo, se ha observado un mayor número de nevos en familiares de pacientes con antecedentes de melanoma y en quienes se han expuesto excesivamente al sol.

La aparición de nevos se debe a la acumulación de melanocitos (nidos de melanocitos) en la epidermis, dermis o ambas, secundaria a una proliferación alterada de células névicas.

Se observan tres variedades histológicas, las cuales presentan características clínicas distintas:

- Nevos de unión: es una neoformación plana de aspecto macular de color café oscuro homogéneo. Histológicamente se observan nidos de melanocitos en la unión dermoepidérmica.

- Nevos compuestos: es una neoformación de aspecto papular que tiende a tener un color más claro que los nevos junturales (de unión). Histológicamente, la lesión corresponde a la presencia de nidos de melanocitos en la unión dermoepidérmica y en la dermis.

- Nevos intradérmicos: es una neoformación de aspecto papular del color de la piel o café claro. Son más elevados y su color es más claro que los nevos compuestos. Histológicamente se observan nidos de melanocitos en la dermis.

¿Cuáles son las variantes clínicas? Existen 4 variantes:

1. Halo nevo: También conocido como nevo de Sutton. Esta lesión corresponde a un nevo de células névicas con un halo acrómico alrededor. Son más frecuentes en la espalda, en pacientes menores de 20 años y se presentan por igual en ambos sexos. Su etiopatogenia se desconoce, sin embargo, se cree que la aparición del halo acrómico se debe a una respuesta inmunitaria del huésped ante melanocitos displásicos o a un daño parecido al que se presenta en el vitíligo. Histológicamente corresponden a nevos de unión, compuestos o intradérmicos. Hasta un20% de los pacientes con halo nevo desarrollan melanoma y nevos displásicos. En cualquier nevo que cambie de aspecto se recomienda vigilancia estrecha.

2. Nevos displásicos/ atípicos: Están presentes en el 5-59% de la población después de la 1ª década de la vida y pueden manifestarse de forma eruptiva después de los 60 años. Suelen ser lesiones esporádicas; sin embargo, se ha descrito mayor incidencia de melanoma en familiares de pacientes con nevos atípicos.

Se considera que tienen un fenotipo normal las personas con menos de 25 nevos en toda la superficie corporal, por lo que se recomienda una vigilancia estrecha para detectar la existencia de atipias en aquellos pacientes con más de 50 nevos melanocíticos.

El síndrome de nevo atípico consiste en más de 100 nevos melanocíticos en la superficie corporal, con nevos mayores a 8 mm y un nevo clínicamente atípico. La aparición de estas lesiones se ha asociado con más frecuencia a fototipos I y II, sobre todo en aquellos pacientes con exposición solar intensa e intermitente, así como quemaduras solares dolorosas.

A las lesiones melanocíticas se les debe estudiar principalmente cuatro características generales: simetría, tamaño, color y bordes. Los nevos atípicos se caracterizan por ausencia de imagen en espejo (asimetría), un tamaño de 3-15 mm el cual tiene una correlación directa con el nivel de atipia (a mayor tamaño, mayor atipia), márgenes mal definidos e irregulares, superficie relativamente plana, macular en la periferia y con patrón en empedrado central frecuente.

El color varía, sin embargo, hay que tomar en consideración, que a mayor número de colores mayor atipia. Puede existir eritema dentro o fuera de la lesión, así como pelos terminales más gruesos que en el resto del cuerpo.

Topográficamente son más frecuentes en el tronco y las áreas doblemente cubiertas (mamas en mujeres, abdomen y espalda en los hombres). Su evolución suele ser estable, sin embargo, pueden preceder al melanoma.

¿Cuáles son las distintas formas clínicas que presentan los nevos displásicos?

- Nevo en huevo frito: corresponde a una lesión pigmentada elevada central rodeada de un anillo macular más claro de márgenes mal definidos.

- Nevo en ojo de Buey o en diana: corresponde a un nevo más claro en el centro que en la periferia.

- Variante lentiginosa o de tipo léntigo: corresponde a un nevo con superficie plana y homogénea de color café claro que se confunde con un léntigo.

- Variante parecida a la queratosis seborreica: corresponde a un nevo con superficie empedrada y pseudoquistes córneos.

- Variante eritematosa: toda la lesión carece de pigmento y muestra una superficie homogénea rosada o rojiza.

- Simuladores de melanoma: corresponde a lesiones con un grado de asimetría y variedad de colores que sugieren melanoma. El estudio histológico es el que decide. La conducta médica a seguir dependerá de la cantidad de nevos, de los antecedentes heredofamiliares y personales patológicos del paciente. Como regla general, cualquier lesión sospechosa deberá ser resecada con 2mm de margen para estudio patológico. En caso de que el reporte histopatológico sea compatible con atipia severa, se deberán ampliar los márgenes a 5mm por la elevada frecuencia de desarrollo de melanoma in situ. El seguimiento de los pacientes con nevos atípicos deberá realizarse cada 3-6 meses. Se recomienda el seguimiento con fotografías.

3. Nevos congénitos: la clasificación de los nevos congénitos se hace en base a su tamaño o a su posibilidad de resección quirúrgica. Algunos autores han clasificado estas neoformaciones en tipo 1 cuando aparecen antes de los 2 años y tipo 2 si se presentan después de esa edad. La incidencia de estos nevos no está bien establecida, sin embargo, algunos autores citan que el 1% de los recién nacidos presentan un nevo congénito. Este tipo de nevos se asocian a otras neoplasias mesenquimales como el rabdomiosarcoma, el liposarcoma, los tumores neurales malignos y más comúnmente las neoplasias melanocíticas atípicas. Se estima que el riesgo acumulativo probable en toda la vida de transformación maligna en el caso del nevo melanocítico congénito gigante es del 5 al 15%. El riesgo parece ser mayor en los primeros años de vida (3-5 años) y tienen mayor riesgo de que presenten melanosis neurocutánea.

La topografía más frecuente es la región lumbar. Morfológicamente, es una neoformación homogéneamente pigmentada, de forma y tamaño variable, con bordes regulares bien delimitados, superficie con pelos terminales gruesos. El crecimiento suele ser paralelo al desarrollo. Los nevos grandes se asocian a lesiones satélites más pequeñas.

Cuando son pequeños suelen ser benignos, y, a menos que presenten datos de atipia únicamente se deben vigilar. Se han comunicado casos de regresión espontánea de los nevos melanocíticos congénitos presentes en piel cabelluda, por lo que en estos casos se recomienda la conducta expectante.

Los nevos grandes presentan un riesgo elevado de melanomas, razón por la cual se deben extirpar siempre y cuando sea posible por su extensión y localización. Cuando el nevo es tan grande, que la extirpación quirúrgica no es una opción viable, se puede optar por vigilancia estrecha cada 3 a 6 meses, o bien hacer la resección quirúrgica en tiempos.

4. Nevo de Spitz: Neoformación de aspecto papular, de color rosacafé, de 2 mm-2 cm con bordes bien delimitados y superficie lisa, con telangiectasias. Aparecen antes de los 40 años de edad, y se presentan por igual en ambos sexos. Su patogenia se desconoce, se han encontrado en forma eruptiva a VIH, quimioterapia, embarazo y pubertad, entre otros. Se presentan con mayor frecuencia en la cabeza y el cuello (42%) pero es lo mismo en cualquier topografía. No se ha establecido con exactitud el riesgo de malignización de esta entidad. Debido a la evolución incierta de la lesión hacia melanoma, se recomienda la extirpación quirúrgica para estudio histológico.

Referencias:

• Sánchez G., y Cabrera H. Nevos. Dermatología en Medicina Interna Alberto Woscoff... [et.al.]. - 2a ed. - Buenos Aires: Alfaomega Grupo Editor Argentino. (pp192-198)

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