Las fotodermatosis son enfermedades de la piel inducidas o exacerbadas por la radiación electromagnética (que incluye la radiación ultravioleta, la luz visible y la radiación infrarroja) emitida por el sol o por fuentes artificiales.
¿Cómo se clasifican las fotodermatosis?
Las Fotodermatosis se clasifican en:
1. Fotodermatosis idiopáticas de base o inmunológica.
2. Fotodermatosis por reparación defectuosa del ADN.
3. Fotodermatosis por agentes químicos endógenos.
4. Fotodermatosis por agentes químicos exógenos: Fototoxia y Fotoalergia
5. Dermatosis fotoagravadas.
¿A que llamamos fotodermatosis idiopáticas o inflamatorias?
Son aquellas Fotodermatosis en las que el mecanismo etiopatogénico se desconoce. Se excluyen a las dermatosis desencadenadas o agravadas por la luz que son secundarias a alteraciones genéticas o metabólicas. El diagnóstico de las distintas fotodermatosis idiopáticas es fundamentalmente clínico.
Cada enfermedad representa una respuesta patológica peculiar a la exposición lumínica. No existen pruebas diagnósticas específicas. Aunque los estudios histológicos y de laboratorio ayudan a descartar otros procesos fotoinducidos o fotoagravados.
Hablemos de las Fotodermatosis idiopáticas...
Brevemente mencionamos algunas características de estas patologías:
- Erupción polimorfa lumínica (EPL): Es un cuadro caracterizado por un polimorfismo clínico (pápulas, vesículas, lesiones eccematosas, erosiones y costras), con aparición retardada de la sintomatología tras la exposición solar. La EPL es el resultado de un fallo en la inmunosupresión normal inducida por la radiación UV. Este fallo en la inmunosupresión podría explicar también el menor riesgo de cáncer de piel que aparentemente presentan estos pacientes.
- Hidroa vacciniforme: Se desconoce la patogenia de la hidroa vacciniforme (HV). Algunos casos se han asociado a infección latente por el virus de Epstein-Barr y pueden evolucionar a un linfoma. Dadas las similitudes histológicas con la EPL, algunos autores consideran que se trata de una variante cicatricial de aparición más temprana y que mejora e incluso se resuelve durante la adolescencia.
- Prurigo actínico: Es una fotodermatosis de aparición en los primeros años de la vida. Predomina la afectación facial, sobre todo labial, y es muy frecuente la coexistencia de una característica conjuntivitis crónica. Las lesiones son de morfología característicamente liquenoide. Las lesiones son más persistentes y no siempre desaparecen en invierno. Todos estos hallazgos conducen a pensar que se trata de un proceso inflamatorio desencadenado por la radiación UV, que ocasionaría la producción queratinocítica de TNF y la consiguiente respuesta inflamatoria en individuos genética-mente predispuestos.
- Urticaria solar: La urticaria solar es una enfermedad poco común que pertenece al grupo de las fotodermatosis idiopáticas. Los síntomas generalmente comienzan en la juventud, aunque la edad y la forma de presentación varían en forma considerable. Se manifiesta por la aparición súbita de habones (ronchas) en zonas fotoexpuestas (que habitualmente se mantienen cubiertas) tras exponerlas a la irradiación solar u otras fuentes de luz artificial. Estos habones desaparecen rápidamente, casi siempre en minutos-horas tras evitar la exposición solar. En la mayoría de los casos la erupción no afecta a áreas corporales acostumbradas a la exposición solar/lumínica, como la cara y las manos. Estos habones suelen acompañarse de prurito y sensación de quemazón. La intensidad de la reacción depende de la duración de la exposición y de la intensidad de la radiación solar. Las lesiones son idénticas a las que se aprecian en otros tipos de urticarias. Ocasionalmente puede acompañarse de síntomas sistémicos como astenia, cefalea y pérdida de conocimiento.
El diagnóstico debe basarse en la historia clínica del paciente, que confirmará mediante la realización de un fototest para determinar el espectro lumínico responsable de la urticaria. La urticaria solar es una de las fotodermatosis más difíciles de tratar, ya que una mínima dosis de luz ultravioleta o visible es capaz de provocar la aparición de lesiones. Los antihistamínicos son útiles para disminuir el prurito y la aparición de habones, y permitirán que el paciente pueda exponerse regularmente al sol. Se han publicado otros tratamientos para casos más graves, como plasmaféresis, ciclosporina A e inmunoglobulinas.
La evolución natural de la urticaria tiende a la curación en un porcentaje variable de pacientes, y en muchos de ellos parece que la intensidad de la reacción disminuye con los años.
- Dermatitis crónica actínica: Es una fotodermatosis infrecuente que incluye diversas entidades como reticuloide actínico, eccema fotosensible, dermatitis fotosensible o reacción persistente a la luz. Se trata de una forma adquirida de eccema inducido por la radiación UV (muy raramente por la luz visible), propio de pacientes de edad avanzada con una historia de exposición solar importante. Tiene tendencia a persistir y progresar a lo largo de la vida del paciente. Muchos de ellos tienen una historia desde la juventud de eccema crónico, atópico, seborreico o de contacto.
Los 3 criterios diagnósticos principales son:
1) Una erupción eccematosa persistente inicialmente en áreas fotoexpuestas, que luego puede extenderse a zonas cubiertas;
2) Hallazgos histológicos de eccema;
3) Una reducción del umbral de sensibilidad a la radiación UV.
Referencias
1. De Argila, D., Aguilera, J., Sánchez, J., & García-Díez, A. (2014). Estudio de las fotodermatosis idiopáticas y exógenas. Parte I: fisiopatología y aspectos técnicos del estudio fotobiológico. Actas Dermo-Sifiliográficas, 105(2), 112- 121. 2. Talamantes, C. S., Ninet, V. Z., Martinez, A. E., Pujalte, B. F., & Llatas, F. P. Reacciones de Fotosensibilidad de origen exógeno: Fototoxia y Fotoalérgia.